viernes, 11 de marzo de 2011

temas antiguos

nombre: yenny medina
c.i 19847659
materia: caf
 

Temas antiguos

Desnudo

Terminología
A pesar de existir muchas definiciones la palabra desnudo, viene a indicar que el cuerpo no está cubierto de ropas, pero su definición posee diferentes connotaciones subjetivas. La palabra desnudo posee su origen etimológico en el latín 'nudus' que significa "sin ropa".
Desnudo integral
Un estado de total desnudez, sin cobertura de vestidos que tapen las partes más íntimas del cuerpo.
Desnudo parcial
El denudo parcial o semidesnudo es áquel que muestra partes del cuerpo que en determinada cultura suelen cotidianamente aparecer vestidas, téngase en cuenta que, sólo para dar un ejemplo, en la cuenca del Mar Mediterráneo, ya fuera en el Antiguo Egipto o entre los pueblos semíticos solía considerarse ya como una desnudez el hecho que las mujeres mostraran en público su cabellera; la ocultación de la cabellera femenina también existió aunque más moderada en la antigua Grecia y la antigua Roma, en la Roma clásica se distinguía a la mujer que no era lupa (lupa = "loba" = prostituta) porque llevaba en público sus cabellos o bien cubiertos o recogidos en un rodete; en el Antiguo Egipto se consideró un acto de desnudez femenino el hecho que la mujer exhibiera su cabellera natural, pero como era común que los egipcios y las egipcias se decalvaran por cuestiones de higiene extrema (por ejemplo evitar piojos) el uso de pelucas por parte de las mujeres era altamente erótico y las mujeres semidesnudas con peluca excitaban como si estuvieran desnudas. La semidesnudez erótica entre los antiguos egipcios ha sido común en pinturas y estatuaria en la que aparecen representadas bellas mujeres vestidas con tules u otras ropas sutiles de hilado con lino cuyas trasparencias permitian observar gran parte del cuerpo femenino, para el egipcio común como para otros pueblos, la mujer saliendo vestida de las aguas, aunque con sus ropas mojadas ciñéndole el cuerpo y mostrando la mayor parte de sus curvas, ha sido una semidesnudez (semidesnudez que se reiteró más de tresmil años después entre cierta élite francesa en tiempos previos al Imperio Bonapartista: la moda estilo imperio precedió al mismo Napoleón I entre las mujeres, las cuales para evidenciar su belleza corporal llegaron a humedecer sus ropas en el bastante poco apacible clima parisino, lo cual dio lugar a un síndrome de resfríos, gripes, neumonías etc. que fue llamado "enfermedad de las muselinas" (o, recordando a la promiscua emperatriz romana, de las Mesalinas).
El hecho de que la semidesnudez sea considerada tal se evidencia en los trajes de baño socialmente aceptados del "Occidente" que cambiaron radicalmente en casi 50 años durante el siglo XX: a inicios del siglo XX todavía imperaba la "moral victoriana" y solo las meretrices podían aparecer siendo vistas con algo más que sus cabezas, manos, cuellos y pies despojadas de vestimenta, tras la Primera Guerra Mundial hubo un primer "exhibicionismo" (el de los Locos años 20, época en la cual la antropóloga Margaret Mead arremetió contra los llamados "tabús" occidentales —en verdad los "trabajos de campo de Margaret Mead son hoy muy discutibles y más bien revelan su rechazo a la moralina oprimente para con las mujeres de la llamada época victoriana), el de los Locos Años 20 fue un período anticipador en el cual algunas de las mujeres de los países económicamente más desarrollados usaron minifaldas (es decir mostraron la mayor parte de sus piernas), vestidos ajustados y escotados que dejaban completamente a la vista los brazos femeninos; pero esta moda de los 1920 fue muy acotada en menos de una década fue substituida por un nuevo puritanismo, sólo tras la Segunda Guerra Mundial se hizo masivo y aceptado gradualmente (los alegres 1960 fueron el inicio de la total aceptación) que las mujeres usaran trajes de baño y ropas íntimas que antes se consideraban de meretrices, odaliscas o del "desnudo salvaje típico de los pueblos primitivos": el vestido de baño hoy llamado bikini es antiquísimo pero solo resurgió como una forma de desnudo parcial a fines de los 1950 (a la par que Marilyn Monroe declaraba que para acostarse sólo se vestía con un perfume), ya en los 1960 también era frecuente, en ciertos balnearios europeos, lo que entonces se llamaba moquinis (actualmente se le llama moquini al traje de baño femenino de una sola pieza que deja gran parte del cuerpo al descubierto, pero en los 1960 moquini era muchas veces sinónimo de topless), junto al topless, bastante más recatada y sugerente apareció (con auge desde los 1970) la bikini muy reducida llamada tanga (un grado extremo de tanga es la llamada "filo" que solo cubre con pequeñas cintas -en portugués "filos"- la cadera y la región anal) y la colaless (bikini que deja ver casi la totalidad de los gluteos).
Sin embargo la cuestión del semidesnudo y del desnudo total no ha quedado sólo restringida a las ropas o a las pocas ropas: desde fines de siglo XX en muchos casos no suele considerarse enteramente desnudo un cuerpo de mujer si la mujer no se exhibe completamente depilada (por ejemplo exenta del vello púbico). Si bien se observa, la delimitación entre el desnudo y lo vestido es bastante eurocéntrica (aunque también en otras grandes extensiones de clima frío y templado se observan concomitancias o coincidencias con los criterios de desnudez europeos), en cambio en zonas tropicales e intertropicales ha sido común lo que obviamente significa que en las regiones cálidas del planeta el desnudo fuera considerado nada extraordinario ni algo particularmente excitante, lujurioso o libidinoso (en el Asia Sudoriental, en Oceanía, en la América intertropical y en gran parte de África ha sido común -debido al clima tórrido- el desnudo habitual sin que al parecer provocara excitaciones eróticas ). En cuanto al límite entre el semidesnudo y el desnudo absoluto existe una frontera subjetiva entre desnudo total y parcialmente desnudo, gobernada quizás por la excitación sexual: para algunas personas el desnudo total ya es tal cuando la persona que se observa muestra sus carácteres sexuales secundarios (por ejemplo una mujer con los senos mamarios desnudos y con el pubis desnudo aunque cubierto con vello), en cambio para otras personas el desnudo total es aquel en donde la persona desnuda está con el pubis completamente depilado e incluso está excenta de todo adorno.
Desnudo en el arte
Dentro del arte figurativo ha predominado la representación de los desnudos femeninos, una explicación antropológica para ello se encuentra en la tradicional consideración de las deidades madres como deidades de la fertilidad (en el sentido amplio de la fertilidad, incluyendo por ejemplo la fertilidad en mieses) tal es el caso de las «Venus» prehistóricas cuyo ejemplo más divulgado es el de la llamada Venus de Willendorf, en tal tipo de «Venus» poco se nota de lo que posteriormente resultaría un "icono" erotizante, más bien en esos casos prehistóricos se representan a mujeres gordas o acaso embarazadas con grandes o resaltados senos mamarios siendo poco importantes los detalles faciales (los que indican una personalidad).


Athenais, con un vestido de transparencia, pintura de John William Godward, 1908.


Se refiere a una forma velada de desnudez en que el cuerpo aparece semi cubierto por vestiduras, sombras o superficies que dejan solo entrever partes del mismo pero dan por hecho la desnudez, mitigando el impacto que tendría de estar completamente desnudo.


Desnudo posterior
Desnudo integral en que la imagen retratada del cuerpo lo muestra de espaldas al espectador, y en que la única parte privada que se revela son los glúteos.
Mitología

La mitología es un conjunto de mitos relativamente cohesionados: relatos que forman parte de una determinada religión o cultura. También se le denomina mito a los discursos, narraciones o expresiones culturales de origen sagrado, y que posteriormente fueron secularizados y tratados como discursos relativos a una cultura, a una época o a una serie de creencias de carácter imaginario.
Los mitos son relatos basados en la tradición y en la leyenda creados para explicar el universo, el origen del mundo, los fenómenos naturales y cualquier cosa para la que no haya una explicación simple. Sin embargo, no todos los mitos tienen por qué tener este propósito explicativo. Igualmente, la mayoría de los mitos están relacionados con una fuerza natural o deidad, pero muchos son simplemente historias y leyendas que se han ido transmitiendo oralmente de generación en generación
mythosθος), que en griego clásico significa aproximadamente 'el discurso', 'palabras con actos' (Esquilo: «ργ κοκέτι μύθ», 'de la palabra al acto')[ y, por extensión, un 'acto de habla ritualizado', como el de un jefe en una asamblea, o el de un poeta o sacerdote o un relato (Esquilo: «κούσει μθον ν βραχε λόγ», 'la historia completa que oirás en un breve lapso de tiempo' logos (λόγος), que en griego clásico significa: la expresión (oral o escrita) de los pensamientos y también la habilidad de una persona para expresar sus pensamientos (logos interior)


Interpretación de los mitos en el siglo XIX
Durante el siglo XIX, las más importantes fueron:
·         Historicismo
·         Alegorismo.
·         Mitología comparada
·         Evolucionismo.
Interpretación de los mitos en el siglo XX
En el siglo XX las tendencias para explicar la mitología son:
·         Simbolismo
·         Funcionalismo.
·         Nueva Mitología Comparada
·         Estructuralismo

La Pintura Artistica


La pintura de historia, o pintura histórica, es un género pictórico que se inspira en escenas con eventos de la historia cristiana, de la historia antigua (Mesopotámica, egipcia, griega, romana...), de la mitología o de los acontecimientos históricos recientes. Igualmente, se incluye en este género la alegoría y aquellos cuadros que toman su narración no de la historia sino de la literatura. Es decir, se le llama «histórica» no porque represente exclusivamente acontecimientos históricos sino porque narra una historia


Valoración

La pintura de historia se consideró tradicionalmente como el género más importante. Esta preeminencia se explica dentro de un concepto determinado del arte en general: no se valora tanto que el arte imite a la vida, sino que propone ejemplos nobles y verosímiles. No se narra lo que los hombres hacen sino lo que pueden llegar a hacer. Por ello se defiende la superioridad de aquellas obras artísticas en las que lo narrado se considera elevado o noble.

Ya el renacentista Alberti, en su obra De pictura, Libro II, señaló que «la relevancia de un cuadro no se mide por su tamaño, sino por lo que cuenta, por su historia».[2] La idea proviene de la Grecia clásica, en la que se valoraba más la tragedia, esto es, la representación de una acción noble ejecutada por dioses o héroes, que la comedia, que se entendía como las acciones cotidianas de personas vulgares. En este sentido, Aristóteles, en su Poética, acaba dando prevalencia a la ficción poética, pues narra lo que podría suceder, lo que es posible, verosímil o necesario, más que lo realmente sucedido, que sería el campo del historiador. Ahora bien, teniendo presente que no se trata de que esa ficción sea pura invención o fantasía sino que el mito es fabulación, estilización o idealización a partir de ejemplos humanos posibles históricamente. Cuando Aristóteles valora por encima de todo a la tragedia es porque, de entre todas las acciones humanas posibles, las que imita son las mejores y más nobles.
Es por ello que, cuando en 1667 André Félibien (historiógrafo, arquitecto y teórico del clasicismo francés) jerarquiza los géneros pictóricos, reserva el primer lugar a la pintura de historia, a la que considera el grand genre. Durante los siglos XVII al XIX, este género fue la piedra de toque de todo pintor, en el que debía esforzarse por destacar, y que le valía el reconocimiento a través de premios (como el Premio de Roma), el favor del gran público e incluso el ingreso en las academias de pintura. Además de lo elevado del mensaje que transmitían, existían razones técnicas. En efecto, este tipo de cuadro exigía al artista un gran dominio de otros géneros como el retrato o el paisaje, y debía tener cierta cultura, con conocimientos en particular de literatura e historia.
Ciertamente, esta posición comenzó a decaer desde finales del siglo XVIII y a lo largo del XIX, en provecho de otro géneros como el retrato, las escenas de género y el paisaje. Poco a poco se empezó a valorar más la representación de lo que el arte clásico consideraba «comedia»: lo cotidiano, las historias menores de gente vulgar. No por casualidad, las representaciones que hizo Hogarth de sus contemporáneos fueron llamadas por este comic history painting («pintura de historia cómica»).
Características
La pintura de historia se caracteriza, en cuanto a su contenido, por ser una pintura narrativa: la escena representada cuenta una historia. Expresa así una interpretación de la vida o transmite un mensaje moral o intelectual.




La muerte del General Wolfe, por Benjamin West, 1770, óleo sobre lienzo, 151 × 213 cm, Galería Nacional de Canadá, Ottawa.

Suelen ser cuadros de gran formato, grandes dimensiones. Hay una concentración de unos pocos personajes principales en medio de otros personajes menores en confusa multitud. Y todo ello enmarcado, generalmente en el fondo y los lugares menos destacados del cuadro, en estructuras arquitectónicas propias de la época que se representa.
Los colores suelen ser sobrios. Se da importancia al cuidado en los accesorios, en los detalles de las vestimentas o los objetos relacionados con el tema a tratar. No obstante, el acontecimiento, si es adecuado, no necesita haber ocurrido exactamente como se representa, y los artistas con frecuencia se toman grandes libertades con los hechos históricos a la hora de retratar el mensaje deseado. Esto no fue siempre así, pues en un principio los artístas vestían a sus personajes con traje clásico, con independencia de cuándo hubieran ocurrido los hechos que se relatan. Cuando, en 1770, Benjamin West se propuso representar La muerte del General Wolfe en traje contemporáneo, diversas personas le dijeron con firmeza que usara vestimenta clásica. Pero él representó la escena con la ropa del momento en que ocurrió el acontecimiento. Aunque el rey Jorge III rechazó comprar la obra, West tuvo éxito tanto al superar las objeciones de sus críticos como a la de inaugurar un estilo más adecuado desde el punto de vista histórico en semejantes pinturas

Retrato
Un retrato (del latín retractus) es una pintura o efigie principalmente de una persona. También se entiende por retrato la descripción de la figura o carácter, o sea, de las cualidades físicas o morales de una persona.[1]
Por lo tanto, la primera definición de retrato es aquella que se refiere a la expresión plástica de una persona a imitación de la misma, lo que ocurre en la pintura, la escultura y la fotografía. En un retrato predomina la cara y su expresión. Se pretende mostrar la semejanza, personalidad e incluso el estado de ánimo de la persona. Por esta razón, en fotografía un retrato no es generalmente una simple foto, sino una imagen compuesta de la persona en una posición quieta.
Los retratos cumplen diferentes funciones. Los retratos de dirigentes, en política se suelen usar como símbolo del Estado. En la mayoría de los países es habitual en el protocolo que haya un retrato del jefe de Estado en todos los edificios públicos. Si se abusa de este tipo de retratos puede ser un síntoma de culto a la personalidad. Existe también la voluntad de perpetuar el recuerdo de una persona y de crear una imagen histórica del comitente.
El retrato aparece en el siglo V a. C. sobre las monedas de los reyes persas. El uso se expandió sobre todo desde la muerte de Alejandro Magno. Conoció un desarrollo considerable en la época romana. En la Edad Media se siguió realizando retratos en las monedas. Durante el Quattrocento italiano se hicieron efigies en medallones como monedas. La costumbre de la efigie en medallón fue inaugurada por Pisanello en 1439.
En cierto sentido, limita las posibilidades creativas del artista, al mantener el parecido con el sujeto del natural: quizá por esto algunos artistas no se adaptaron a practicar el retrato como, por ejemplo, Miguel Ángel. En realidad, el retrato no es una mera reproducción mecánica de los rasgos (como una máscara de cera modelada sobre el rostro o una impresión fotográfica, sino que entra en juego, para definirse como tal, la sensibilidad del artista, que interpreta los rasgos según su gusto y las características del arte del tiempo en que opera. Existieron artistas que practicaron ampliamente y de manera casi exclusiva el retrato y civilizaciones enteras que rechazaron el retrato como «figura tomada del natural»[2] (como el arte griego arcaico y clásico). La presencia o ausencia del retrato fisonómico en determinadas civilizaciones (aun contando con medios artísticos suficientes para producirlos) no es una simple cuestión de gusto hacia una u otra forma artística, sino que intervinieron condiciones mentales e ideológicas particulares que se reflejaban en el desarrollo y las condiciones de la sociedad en la que operaron los artistas.
La segunda acepción sería esa descripción que se hace de las cualidades de una persona, en particular dentro de una obra literaria


 

Autorretrato
El autorretrato es uno de los ejercicios de análisis más profundos que puede hacer un artista. Implica escrutarse el rostro y conocerse hasta tal punto que la expresión que tenga en ese momento se traduzca en el dibujo o la pintura que aborda. En épocas pictóricas como el barroco o el renacimiento, una de las costumbres era que el artista se autorretratara dentro de un gran cuadro, para reafirmar su autoría o para dar a entender sus intenciones, como lo hizo Velázquez.
Un autorretrato no necesariamente implica un género realista. Tampoco implica necesariamente el término asociado a la pintura. Existe como recurso literario, muy próximo a la prosopografía y la etopeya.
 

 


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